Tu casa a examen: analiza los aspectos clave y sácale más partido

Hoy toca ejercicio práctico. ¿Alguna vez  has intentado ver tu casa objetivamente como si la estuvieras viendo por primera vez? Suele pasar que ya la hemos hecho tan nuestra que hay detalles importantes que normalizamos y terminamos pasando por alto como un pequeño defecto en una pared o en una puerta. En este caso, deberíamos arreglar enseguida todo aquello que esté roto o estropeado.

Pero además hay cosas que observándolas con atención con otros ojos te chirriarían por completo. Este es el caso de una distribución poco práctica, una colocación de muebles que entorpece el paso, mobiliario desproporcionado o una iluminación poco acertada. ¿Pasaría tu casa el examen? Ten claro que no se trata de tener casas perfectas, sino de sacarle partido a la que tenemos para potenciar todas sus fortalezas y darle la vuelta a sus debilidades.

Empieza el examen

Podríamos decir que la iluminación de una casa es el 90% de la misma. Si una casa apenas tiene luz natural y la que tiene no la aprovechamos, apaga y vámonos, como suele decirse. Por otro lado, la iluminación artificial es igual de importante ya que, por mucha luz que disfrute tu casa durante el día, al atardecer habrá que empezar a encender las luces y, si no son las adecuadas, no transmitirá ni calidez ni ambiente acogedor ni sensación hogareña.

La iluminación es mucho más que escoger una lámpara bonita que encaje con el estilo de la casa: la bombilla importa mucho más de lo que crees. La luz fría y fuerte no es nada recomendable cuando lo que quieres es crear una estancia acogedora. Apuesta siempre por un tono cálido y suave. Aprovecha y revisa la iluminación de las distintas estancias. ¿Aprueba tu casa en este sentido o necesita mejorar?

¿Resulta cómodo moverse por tu casa?

Claro y directo. Disfrutar de una casa cómoda y confortable no se refiere únicamente a estar relajado en el sofá o dormir como los ángeles en un dormitorio de ensueño. Si te cuesta circular por tu casa, cada dos por tres tienes que ir apartando sillas o muebles porque estorban y tienes esa sensación de caos continuo, está claro que hay algo que no funciona y podría mejorarse.

Por muy bonita que sea tu casa, si no es funcional a la larga no te resultará nada agradable vivir en ella. Esta incomodidad al desplazarte por ella puede ser producida por la distribución o la elección de los muebles, sobre todo en los pasillos y la entrada de las habitaciones. Plantéate estas cuestiones: ¿hay alguna zona de tu casa que realmente sea incómoda e impida la buena circulación? Por ejemplo, la esquina de una mesa con la que siempre te acabas dando, el reposabrazos de una silla, la mesa de centro en la que te dejas las rodillas cada vez que te levantas… En este caso podría ser un tema de tamaño o de proximidad, que podrías comentar con nuestro servicio de decoración, un equipo profesional que te podrá asesorar en estas y otras cuestiones (gratuito para nuestros clientes).

Acertar con el tamaño

Hay quien dice que no hay casas grandes ni pequeñas, sino muebles mal elegidos. La verdad es que es una manera de verlo. Si lo piensas, la misma estancia decorada de distinta manera puede transmitir mayor o menor sensación de amplitud. ¿Vives en un edificio de pisos? Ahí tienes el mejor ejemplo. Solo tienes que comparar las casas de tus vecinos, en concreto las que tienen el mismo tamaño y distribución que la tuya, para darte cuenta de ello.

Un mueble precioso puede quedar algo desubicado si la proporción con respecto al tamaño de la habitación no es la adecuada, tanto porque sea demasiado grande como por ser demasiado pequeño. El mejor ejemplo de esto lo encontramos con los asientos: ¿tu sofá es demasiado grande para el salón? ¿las sillas se ven demasiado ligeras y pequeñas? Date una vuelta por tu casa y evalúa cómo funcionan los muebles, tanto en tamaño como en altura, forma y profundidad. El secreto no está en que los muebles combinen entre sí, sino que el resultado sea equilibrado.

¿Demasiados colores?

Una casa alegre no es sinónimo de mil colores desparramados por aquí y allá. Esto tampoco quiere decir que todo tenga que combinar entre sí porque resultaría de lo más monótono. Lo ideal es elegir una base y mantener cierta coherencia con el resto de la casa, consiguiendo así un efecto elegante. ¿Un truco práctico de interiorista? Aplica la regla de los tres colores:

  • Color principal. Ideal para paredes y muebles grandes. Por lo general equivaldría al 60%.
  • Color secundario. Escógelo para cortinas o alfombras. Sería el 30%.
  • Color de acento. Cojines, objetos decorativos o lámparas. El 10% restante.

Ahora que ya tienes claros los puntos en los que triunfa tu casa y en los que necesita mejorar, te animamos a que te acerques a nuestras instalaciones en horario de lunes a sábado de 10.00 a 13.30 h y de 16.30 a 20.30 horas. Asimismo te esperamos en nuestro blog y en nuestras redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, Pinterest y Google My Business. ¡Muchas gracias!