Cuando parece que fue ayer que guardas los adornos navideños, de repente caes en la cuenta de que prácticamente ya ha pasado otro año. ¡Qué barbaridad! Un año con sus más y sus menos, con momentos difíciles, pero también con otros muy esperanzadores. Y como cada mes de diciembre, toca engalanar la casa con una decoración acorde a las circunstancias.
Este mes pasa volando y cuenta con varias fechas señaladas que probablemente celebrarás en casa, con lo que es importante que le des una buena limpieza antes y eches un vistazo por si acaso necesitaras disponer de más sillas para los invitados, una mesa extensible o una cama más grande que te ayude a descansar bien en esta época de tanto trajín.
Decide el color
Antes de empezar a colocar tu decoración navideña, es importante que optes por una gama de colores. Esto es muy útil para conseguir un árbol armonioso o una bonita mesa elegante para cuando recibas a tus invitados, ya sea en la cena de Nochebuena, la comida de Navidad o para despedir un año y dar la bienvenida a otro.
¿Qué te apetece este año? Rojo y verde con aire tradicional, dorado, plateado, de colorines… Tenlo claro y a partir de ahí busca opciones complementarias que enriquezcan el conjunto. Concretar una paleta de colores te ayuda a evitar colocar todos los adornos que nos vayamos encontrando por el camino. Es verdad que hay auténticas maravillas y son todas ideales, pero no se pueden poner todas a la vez, al menos en la misma estancia.
Los lugares estratégicos
¿Quieres que tu casa transmita Navidad desde que pones el pie en ella? Estos son los lugares clave para conseguirlo:
- La entrada. Una corona en la misma puerta de entrada ya es toda una declaración de intenciones. Una guirnalda en el recibidor, un árbol del tamaño que mejor te encaje y algún nacimiento pequeñito en la consola serán bien recibidos.
- El pasillo. Para mantener la cohesión entre estancias, agrega algún motivo navideño procurando que no obstaculice el paso ni dificulte el día a día.
- El salón. El espacio más importante a tener en cuenta, donde más tiempo pasamos juntos y en el que recibimos a familiares y amigos. Por lo general, el árbol principal estará aquí. Además, el belén más grande suele estar aquí junto con las tradicionales flores de Pascua, frescas o no.
- El dormitorio. Aunque no suele decorarse demasiado, siempre es agradable añadir algún detalle en el dormitorio, como mantas escocesas, un centro bonito, una vela, una guirnalda o algún adorno en los pomos de la puerta o de los armarios.
- El dormitorio infantil. Si los niños ya son algo mayores, puedes ponerles unos adornos e incluso un árbol sin problema.
El árbol, el gran protagonista
En realidad, el protagonista de la Navidad es el nacimiento, pero desde el punto de vista decorativo, el papel del abeto va a ser más relevante, sobre todo por el espacio que ocupa y que tal vez suponga un reajuste en la distribución de los muebles.
Para que no enloquezcas decorándolo y quede precioso, hay unas reglas básicas a seguir. Una vez esté montado, abre bien las ramas para que cojan algo de volumen después de haber estado apretadas tantos meses. Luego añade las luces que hayas escogido; enciéndelas para ver que están bien repartidas y, en caso contrario, haz los ajustes necesarios.
Si le vas a poner cinta, tienes dos maneras de hacerlo: de forma natural o estirada. Si lo haces de forma natural tendrás que engancharla en el árbol, luego expandirla y luego meterla de nuevo; puedes darle un ligero efecto tirabuzón. Si la quieres poner estirada rodeando todo el árbol, entonces tienes que ponerla después de colocar los adornos.
Seguidamente irán los adornos grandes y a continuación los pequeños. Coloca unos en los extremos de las ramas y otros algo más metidos. Lo ideal es que no te lo pienses demasiado y empieces a decorar según te apetezca. Aléjate unos pasos del árbol para verlo en perspectiva y poder repartir bien las decoraciones. Siempre estarás a tiempo de hacer ajustes.
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